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Caminando con Dios en la tierra.

El capítulo 11 de la carta a los Hebreos es comúnmente conocido como el capítulo de los héroes de la fe, cada vez que leo el corazón me palpita al revivir con ellos las hazañas, victorias y valentía con la cual enfrentaron las circunstancias que les tocó vivir. Sin embargo, entre todos estos personajes son dos los que llaman mi atención, Enoc y Noé, la historia de ellos la encontramos en el libro de Génesis, de Enoc solo se dice que mientras vivió en la tierra caminó con Dios 365 años, y un día desapareció porque Él se lo llevo. Acerca de Noé nos dice que, mientras la maldad de los hombres era mucha en la tierra, hallo gracia a los ojos de Dios, varón justo y perfecto, igual que su bisabuelo Enoc caminó con Dios.

Como podemos ver estos dos hombres tuvieron algo en común caminaron con Dios, pareciera algo irrelevante, a menos que nos detengamos a reflexionar en lo que significa compartir el camino con alguien. Una de las demandas de Dios al pueblo de Israel en el libro del profeta Amós fue ¿andarán dos juntos si no estuvieran de acuerdo? no, no pueden caminar juntos, entonces caminar implica estar de acuerdo.

Mientras el diluvio estaba sobre la tierra el Señor Dios estuvo con Noé y compartió su salvación con él, librándolos del juicio sobre los hombres malvados y proveyéndole todo lo necesario para sobrevivir los cuarenta días y cuarenta noches que duro el diluvio, y aun cuando salió del arca todo estaba listo para que él y su familia sobrevivieran en la tierra, porque de eso se trata, cuando caminamos con Dios, él comparte lo que tiene con nosotros. Así que caminar con Dios implica compartir las glorias y los pesares de la vida con él.

Muy a menudo contamos o leemos la historia del diluvio y el arca omitiendo la relación que existía entre Dios y Noé, pensando que lo metió al arca dejándolo solo todo ese tiempo con la tarea de cuidar a su familia y alimentar a todos esos animales, pero no, ellos pasaron cada día juntos y juntos superaron las adversidades que se presentaron durante ese tiempo, durante esos días recibió ayuda, fortaleza y consuelo. Dios amaba a Noé y él recibía ese amor con gozo, pienso que Noé disfruto cada día a su lado; porque caminar con Dios implica una relación de amor donde los compañeros disfrutan la compañía del otro.

Volviendo a nuestro versículo inicial, el autor de Hebreos nos dice que los antiguos alcanzaron buen testimonio por la fe, y fue esta fe que los llevo a caminar con Dios y esta misma los sostuvo mientras permanecieron en el camino dando buen testimonio. Desde el principio Dios ha deseado caminar con el hombre y compartir la vida con él, por esta razón envío a su Hijo Jesús para redimirnos y a su Espíritu Santo a morar con nosotros.

Los días que estamos viviendo son malos y necesitamos caminar con Dios, hoy día hay muchos de sus hijos que caminan sin Él, teniendo un padre amoroso que anhela compartir el camino de la vida con ellos, caminan como huérfanos. Él quiere compartir los tiempos de angustia, temor y frustración, trayendo consuelo y esperanza; olvidan que Dios comparte su vida con ellos, tiene lo que necesitan y está dispuesto a compartirlo.

Enoc y Noé alcanzaron buen testimonio porque caminaron con Dios. Tomemos un momento para reflexionar y preguntarnos si ha estado con nosotros en el camino. Quiza sea tiempo de ponernos de acuerdo con Él y compartirle nuestras cargas, empecemos a disfrutar cada día a su lado. No perdamos la oportunidad de caminar con él aquí en la tierra y dejemos testimonio a las siguientes generaciones.

Es pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos. Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay y que es galardonador de los que le buscan. Hebreos 11:1,2,6

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