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LA ORACIÓN MODELO

Vivimos en un tiempo donde unas de las preocupaciones más notables es la inseguridad, y más aún la de nuestros niños. Por todas partes se nos pide que hablemos con ellos qué hacer y qué no para su seguridad. Como hijos de Dios, y como padres, la mejor manera de proteger a nuestros hijos es enseñarles a usar el arma más poderosa: la oración.

Quiero recalcar algo sobre la importancia de enseñar a orar. Muchas veces caemos en el error de hablarles solamente sobre el poder de la oración, pero no les damos la oportunidad para que ellos la practiquen. Es muy importante que los niños nos miren orar en la iglesia, pero también en nuestra casa, y fuera de ella. Yo siempre les pedía a mis hijos que antes de salir deberían pedir a Dios por protección y para que les fuera bien en su día. Pero una mañana el Señor habló a mi vida diciéndome: «No solo les digas, enséñales”.  Pude entender la importancia de ser un modelo a seguir para ellos y proveerles las herramientas necesarias para que sepan cómo orar por sí mismos. 

Debemos fomentar en la nueva generación la enseñanza de clamar con la seguridad de que Él siempre los oirá (1 Juan 5:14).  Y esto es parte de lo que la Biblia nos pide en Proverbios 22:6; “Instruye”.

Es muy común en nuestros días que los niños piensen que la oración es hacer una lista de peticiones a Dios. Como si Él fuera el genio de la lámpara que cumplirá sus deseos.  Es necesario que ellos aprendan que orar es reconocer, involucrar y experimentar la presencia de Dios en nuestra vida y circunstancias. 

Debemos asegurarnos que nuestros niños conozcan algunas verdades de la oración:

Orar es hablar con Dios; al igual como hablan con sus padres, hermanos y amigos.

Hay muchas cosas que le podemos decir a Dios en oración. Le damos gracias por todo lo que Él ha hecho y nos ha dado. Reconocer Su grandeza. Confesamos nuestros pecados. Intercedemos por las necesidades de otros. Pedimos protección para nosotros y nuestra familia…

Dios siempre contesta nuestras oraciones. A veces con un sí, otras con un no; en ocasiones nos dice que esperemos. Y aun cuando creemos que Él no nos escucha, él siempre está en control de todo.

Orar no es sólo hablar. Detente y escucha lo que Dios te quiere decir. 

Debemos dejar que la belleza del Espíritu Santo sea tan evidente en nosotros para convertirnos en un modelo a seguir de los niños, el simple acto de la oración es la llave de acceso a su presencia para poder ver el poder de Dios manifiesto en la vida de nuestros hijos.

Hno. Gabriel Nava Prado.
Tijuana, región 1

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