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Obispo Lucio Rojas Espinoza.

“Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce los pensamientos que me inquietan. Señálame cualquier cosa en mí que te ofenda y guíame por el camino de vida eterna” (Sal. 139:23,24 NTV).

El consejo bíblico para los líderes que administran la obra de Dios, es que cada uno sea hallado fiel (1 Co. 4:2).  Si usted es líder, seguro está de acuerdo en que servir a Dios en algún ministerio no es tarea fácil, pues un líder está expuesto a procesos y experiencias agradables y de gran bendición, pero también existen aquellos procesos difíciles y angustiantes que por más de una vez nos hacen pensar en retirarnos del ministerio.

Los éxitos y las aflicciones, las victorias y las derrotas, las ganancias y las pérdidas, la prosperidad y escases, los cambios y transiciones, las ilusiones y las frustraciones, son parte de lo que saborea un líder.

Como hombre de Dios y un gran líder, el rey David deseó agradar a Dios con absoluta entrega, por ello pidió un escrutinio divino total y se determinó en complacer a Dios solicitando dirección en su camino. David pidió ser examinado en el estado de su corazón, en los pensamientos que lo tenían inquieto, en las áreas de su vida que ofendían a Dios, pero también se dispuso en alinear sus pasos a la voluntad de Dios. 

Asuntos en los cuales  la vida y conducta de un líder en la actualidad debe tomar un tiempo con Dios para ser auditado, sobre todo, en medio de los obstáculos y estrategias que el adversario lanza contra el ministerio y la iglesia.

A continuación, bosquejo algunos obstáculos y estrategias contra los líderes cristianos y el consejo bíblico para poder superar.

1. Quebrantar nuestra intimidad con Dios:
Tentándonos a pecar y perder nuestra santidad.

En 1 Samuel 15:11-34 vemos a Saúl provocando la pérdida de su liderazgo al haber pecado. 

Consejo bíblico: Como líder, haga de su relación con Dios una prioridad (Sal. 42:1-2). Que no se pierda el hambre y sed de la presencia de Dios, sobre todo en medio de una agenda tan ocupada o el agotamiento físico.

2. Anular nuestra pasión por los perdidos:
Sacando nuestros ojos del campo para mirarnos a nosotros mismos.

Los hijos de Zebedeo le dijeron a Jesús concédenos que en tu gloria nos sentemos el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda (Marcos 10:35-37). Cayeron en la trampa de buscar posición desenfocándose de las almas que necesitan escuchar las buenas nuevas del evangelio.

Consejo bíblico: Mantenga sus ojos en la cosecha, alza tus ojos y mira los campos (Juan 4:35).

3. Nublar nuestra visión, para que no tengamos impacto en el mundo: Desalentándonos en tiempos de prueba y convencernos que nuestra visión no se puede lograr.

Esto le pasó al profeta Elías cuando huye de Jezabel (1 Reyes 19:1-18), pero Dios lo animó con su palabra y su presencia.

Consejo bíblico: Pase tiempo en la presencia de Dios meditando en sus promesas, y póngase en la brecha de intercesión (Ezequiel. 22:30).

4. Destruir la relevancia de nuestro mensaje:

Atrapándonos en la monotonía, legalismos y tradiciones.

Recordemos a los Judaizantes en Hechos (Hch. 15:5) los cuales podrían haber exterminado el cristianismo.

Consejo bíblico: Hacerse de todo para ganar a todos (1 Corintios 9:19-23).

5. Detener nuestra multiplicación al sembrar discordia entre las filas: Sembrando una actitud de comparación y competencia en nuestros corazones. Eso pasó con el Rey Saúl hacia David (1 Samuel18:7-9).

 Consejo bíblico: Mantenga una actitud de siervo (Mt. 23:11).

6. Atacar nuestra familia, desacreditar y neutralizarnos:
Cayendo en la trampa de un estilo de vida atado al trabajo. 

     Esto conduce a descuidar las relaciones familiares y dejar al cónyuge y a los hijos expuestos a ataques directos del enemigo. Otra manera, en consecuencia, es que el líder se vuelve complaciente con los pecados de sus hijos y se hunden aún más como paso con Eli y sus hijos corrompidos (1 Samuel 3:12-14).

Consejo bíblico: Pon en orden tus prioridades. Noé obedeció a Dios, trabajó construyendo el arca, pero siempre pensando en que su casa se salvase. (Hebreos 11:7).

7. Destruir nuestra reputación como administradores, usando nuestro éxito en nuestra contra:
Administrando deshonestamente las finanzas como le pasó a Ananías y Safira (Hechos 5:1-10), o tentándonos a no dar la Gloria a Dios como le ocurrió a Herodes el Grande (Hechos 12:21-23).

Consejo bíblico: Sea intencionado y determinado a mantener una buena mayordomía y disciplina en asuntos materiales, empezando por ser fiel en el diezmo. (Mal. 3:10-12; 1 Corintios. 4:2).

8. Destruir nuestra integridad:
anulando así el impacto de nuestro ministerio, dando lugar al descredito del evangelio de Jesucristo (1 Timoteo. 3:7).

Consejo bíblico: No dejes ni la más mínima apertura para tropezar y caer. Sométete a Dios y resiste al diablo (Santiago 4:7), y busca un mentor a quien rendir cuentas.

En conclusión

     Es necesario que como líderes tengamos una correcta perspectiva de lo que somos y de lo que hacemos, lo cual redundará en una vida más estable y fructífera. Como en un principio se menciona del rey David, hoy hagamos una invitación al Espíritu Santo para que nos escudriñe y con su ayuda podamos realizar una auditoria moral y espiritual a diario en nuestra vida, para conocer la condición de nuestro corazón durante y después de cada uno de los procesos que en el liderazgo se vive, para ser hallados fieles, sin perder el gozo, la pasión y la esperanza de nuestra vocación.

Referencias:
-Apuntes personales del curso para instructores del “Instituto de Liderazgo Internacional” llevado a cabo en Monterrey, N.L. en 2005.
-Biblia Nueva Traducción Viviente
-Biblia Reina-Valera 1960
-Gabriel César, Luis. (2006). Liderazgo Peligroso. Colombia. Editorial Mundo Hispano.

Artículo publicado en el Suplemento IDP México No. 15-2020, Bimestre MARZO – ABRIL

Ob. Lucio Rojas Espinoza

Líder Nacional DDLD

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