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Orar sin cesar.

Al recorrer las páginas de la Biblia nos encontramos que desde el principio Dios siempre mostró el deseo de estar en contacto con Su creación. Vemos en el libro de Génesis cómo cada día se paseaba por el jardín del Edén con el propósito de tener comunión con Adán y Eva, pero debido a la desobediencia esta se perdió; volviéndose a establecer por medio de Su Hijo Jesucristo. 

La oración es la llave que nos permite tener comunicación directa con el Señor. Puedes platicar con Él como cuando platicas con un amigo, y quizás te preguntes ¿pero qué voy a platicarle a Dios?, pues de lo que hablan los amigos, del trabajo, de las finanzas, de tus dificultades, de aquello que te aflige, de aquello que no te deja dormir. La oración es el medio más efectivo para pedir ayuda cuando estamos en una situación difícil; podemos acercarnos y clamar a Él. En Mateo 21:22, el mismo Señor dice: “Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis”. El Dios nuestro, el Dios eterno, no tiene límites para hacer algo en beneficio de nosotros.

En Josué capítulo 10 encontramos que en una ocasión todos los reyes de los amorreos que habitaban en las montañas, subieron contra los gabaonitas, estos últimos se habían hecho amigos del pueblo de Dios; entonces, el pueblo de Gabaón pidió ayuda a Josué para que fuera pronto a defenderlos y ayudarlos. Subió de Gilgal con todo el pueblo de guerra y los hombres valientes; durante toda la noche caminó junto con el pueblo hasta llegar al campo de batalla. Podemos pensar que en el camino el corazón de Josué pudo haber sentido cierta incertidumbre, pero el Señor le dijo: “No tengas temor de ellos; porque yo los he entregado en tu mano, y nadie prevalecerá delante de ti”. Dice la Biblia que todo el día lucharon y Jehová los hirió con gran mortandad; mientras los amorreos iban huyendo de los israelitas, Jehová arrojó desde el cielo grandes piedras sobre ellos, y fueron más los que murieron por las piedras que a espada de Israel, pero cuando parecía que gran parte de los enemigos huirían porque el día terminaba, Josué hace una solicitud un poco inusual desde el punto de vista humano, algo sin sentido y casi imposible; su oración fue: sol detente en Gabaón y tú, luna en el valle de Ajalón; el sol se detuvo y la luna se paró hasta que Josué ganó la batalla.

La oración es una de las armas más importantes del cristiano, el apóstol Pablo dice: “orad sin cesar”, (1Tes. 5:17), esto es hacerlo en todo tiempo, en todo momento, en todo lugar; orar por lo bueno que nos acontece, así también por lo malo; es precisamente ahí cuando la oración nos acerca a Jesús como nuestro mejor amigo, cuando podemos contarle todo lo que nos está pasando, al levantarnos, al ir camino al trabajo o en nuestra actividad cotidiana; platicar y platicar con él, esto es orar sin cesar:  conversar con el Señor en todo tiempo.

Hno. Elías Palacios Olivares.
Líder Nacional del Ministerio de Caballeros.

Publicado en el Suplemento IDP México No. 14-2020  
Bimestre ENERO – FEBRERO 2020



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